miércoles, 21 de diciembre de 2011

Alberto Garzón: "Si triunfamos como país seremos esclavos como personas"

Reportaje


Durante el día de ayer, martes 20 de diciembre, tuvieron lugar las negociaciones que ultimen el nuevo tratado que dirigirá las políticas europeas y que tiene como primera premisa el control del déficit público y la estabilidad financiera de la zona. Los expertos de los 27 Estados que forman la UE, incluidos los ingleses como observadores, acabarán de dar forma a esta nueva normativa que marca la llamada “regla de oro” que obliga a los países a tener una deuda inferior al 5% de su PIB, dando la posibilidad de denunciar a los gobiernos que incumplan la norma. De este modo, la Unión Europea quiere acabar con el mayor problema que a su entender tienen los Estados, el sobreendeudamiento público, un diagnóstico que, según el economista Alberto Garzón, yerra completamente. Esta postura fue defendida por Garzón, también diputado de IU en el Congreso, durante la conferencia titulada Crisis económica y Unión Europea que ofreció el pasado 23 de noviembre en la facultad de Ciencias del Trabajo de la Universidad de Córdoba y que se enmarca dentro de la segunda edición de las jornadas Universidad, compromiso social y mundo actual.
Según Garzón, el postulado de señalar al déficit público como único culpable es erróneo porque en 2007, año del inicio de la crisis, España disponía de superávit en sus cuentas, es decir tenía más ingresos que deudas, por lo que el detonante de la recesión debió ser otro. ¿Cuáles son estos detonantes? Para Garzón hay tres crisis que han conducido a España a la situación actual. La primera de ellas es la crisis financiera estadounidense que “arrastró a las demás economías nacionales”. La segunda es producto nacional, la crisis derivada del estallido de la burbuja inmobiliaria y cuyo inicio fijó en 1998 con la puesta en marcha de la Ley del Suelo y la hegemonía de la construcción y el turismo como los motores de la economía española. La última, y tema central del coloquio, es la de la Unión Europea, la crisis tanto de su propia estructuración institucional, que considera “elitista” y “antidemocrática”, como del diagnóstico y las soluciones que Europa propone para salir de la recesión.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Argentina, el dèja vu europeo

Análisis

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, anuncia hoy que la economía del país en el último trimestre del 2011 crece un 9,3% más de lo que lo hizo en el mismo periodo de tiempo de 2010. ¿Es una casualidad que Argentina ofrezca este espectacular crecimiento mientras que Estados Unidos y los países europeos no son capaces de frenar su caída libre? Definitivamente no. Los resultados que hoy ofrece Argentina, después de estar en una absoluta crisis en 2001, no son más que el resultado de haber sembrado proyectos económicos sólidos que dieron de lado a los posibles parches coyunturales para establecer soluciones a largo plazo, generando un nuevo modelo.
La situación de la Argentina del corralito en 2001 era casi idéntica a la que hoy día tienen los países con más apuros financieros, una grave crisis arrastrada durante tres o cuatro años que dejó las arcas públicas asoladas y provocó un gran déficit fiscal, agravado aún más por la presión de la deuda externa contraída por el país. Mismo déficit y misma deuda de la que hoy intenta librarse Europa y EEUU. Los problemas que algunos países europeos tienen ahora debidos a formar parte de la zona euro, por ejemplo la imposibilidad de devaluar su moneda, también tiene su reflejo en Argentina, cuando la llamada “convertibilidad” anclaba el tipo de cambio del peso respecto al valor del dólar. Las primeras soluciones que los gobiernos argentinos de Fernando de la Rúa y Carlos Álvarez también estaban encaminadas en la misma dirección que las directrices europeas en estos momentos: recortes sociales para reducir el gasto estatal que fueron agravados por las exigencias del FMI tras conceder un crédito al país con el que financiar su deuda externa.