Durante el día de ayer, martes 20 de diciembre, tuvieron lugar las negociaciones que ultimen el nuevo tratado que dirigirá las políticas europeas y que tiene como primera premisa el control del déficit público y la estabilidad financiera de la zona. Los expertos de los 27 Estados que forman la UE , incluidos los ingleses como observadores, acabarán de dar forma a esta nueva normativa que marca la llamada “regla de oro” que obliga a los países a tener una deuda inferior al 5% de su PIB, dando la posibilidad de denunciar a los gobiernos que incumplan la norma. De este modo, la Unión Europea quiere acabar con el mayor problema que a su entender tienen los Estados, el sobreendeudamiento público, un diagnóstico que, según el economista Alberto Garzón, yerra completamente. Esta postura fue defendida por Garzón, también diputado de IU en el Congreso, durante la conferencia titulada Crisis económica y Unión Europea que ofreció el pasado 23 de noviembre en la facultad de Ciencias del Trabajo de la Universidad de Córdoba y que se enmarca dentro de la segunda edición de las jornadas Universidad, compromiso social y mundo actual.
Según Garzón, el postulado de señalar al déficit público como único culpable es erróneo porque en 2007, año del inicio de la crisis, España disponía de superávit en sus cuentas, es decir tenía más ingresos que deudas, por lo que el detonante de la recesión debió ser otro. ¿Cuáles son estos detonantes? Para Garzón hay tres crisis que han conducido a España a la situación actual. La primera de ellas es la crisis financiera estadounidense que “arrastró a las demás economías nacionales”. La segunda es producto nacional, la crisis derivada del estallido de la burbuja inmobiliaria y cuyo inicio fijó en 1998 con la puesta en marcha de la Ley del Suelo y la hegemonía de la construcción y el turismo como los motores de la economía española. La última, y tema central del coloquio, es la de la Unión Europea , la crisis tanto de su propia estructuración institucional, que considera “elitista” y “antidemocrática”, como del diagnóstico y las soluciones que Europa propone para salir de la recesión.
Adentrándose en esta última crisis europea, Garzón criticó que la UE haya tachado al Estado del Bienestar como insostenible y haya fijado la política de recortes de gasto social como la solución idónea para casos como los de Grecia, Italia o Irlanda. Antes de explicar su solución, y en su faceta más pedagógica, el economista hizo un símil entre las cuentas de un país y una balanza. En un lado de la balanza estarían los gastos a los que tiene que hacer frente el país, como por ejemplo el pago de sanidad, educación o la deuda externa. Al otro lado estarían sus ingresos, fruto de los impuestos de los contribuyentes y de los beneficios generados por las empresas públicas. Cuando en 2007, en esa España con superávit y basada en un sistema especulativo, comenzó la crisis de las entidades financieras, los bancos dejaron de otorgar crédito a los ciudadanos y estos perdieron la capacidad de consumir. Las empresas también vieron como se cortaba el grifo que las financiaba, acabando con la posibilidad de continuar con el nivel de inversiones que venían manteniendo en los últimos tiempos. Al detenerse la actividad económica, el Estado comenzó a recibir menos impuestos y, por tanto, menos ingresos, por lo que la balanza comenzó a decantarse hacia el lado de los gastos. Si un ciudadano consume menos, las empresas venden menos, especialmente las PYMES, por lo que se ven obligadas a prescindir de parte de su plantilla como así ha ocurrido en España, donde la cifra de parados ronda los cinco millones. Si aumenta el desempleo, el Estado, además de sufrir el colapso de la actividad económica, tiene que redoblar sus gastos para hacer frente a los subsidios, a los planes de reactivación económica como el Plan E, etc. llegando el peso del lado del gasto a ser insostenible y obligando al país a pedir dinero prestado para poder hacer frente a sus pagos.
El problema de pedir dinero prestado en los mercados, FMI o Unión Europea es que, a pesar de poder ser una solución en un principio, estas instituciones exigen realizar políticas de recortes que acarrean la pérdida de capacidad de consumir e invertir antes mencionada. Garzón concluye que seguir estos dictamines crea un círculo vicioso (más gastos, menos inversión, más deuda, más gastos menos inversión, más deuda…) que mantiene la balanza siempre en el mismo nivel, aunque por el camino se lleva por delante muchos de los derechos de los trabajadores, las empresas públicas del país se privatizan y se genera una necesidad de seguir pidiendo deuda para pagar los créditos anteriores. Esta lógica ha provocado que Grecia esté pagando intereses del 78%. Según Garzón, esta vía “solo beneficia a intereses privados, no a las personas”, beneficia a “las empresas que se adentran en sectores que antes eran públicos”.
Para ilustrar este círculo vicioso Garzón siguió utilizando a Grecia como ejemplo. “En Grecia ya se ha comprobado lo que dice la teoría, que si bajas los gastos bajas los ingresos y después de un año de aplicar recortes el país va a decrecer un 5%, va a estar todo igual pero ahora con todo privatizado y gastando el doble que antes”, argumentó el economista. La imagen de Grecia que esboza Garzón es confirmada por Antonio Cuesta, corresponsal de Prensa Latina en el país heleno, en su artículo Grecia: del hastío a la desesperación. En este texto Cuesta explica cómo los recortes sociales han provocado que “si hace dos años el importe de esta deuda representaba el 115% del PIB, (…) en julio [de este año] este índice ya alcanzó el 150 por ciento y para 2012, según las previsiones del FMI, se calcula que equivalga al 189 por ciento”. Además de este proceso de sobreendeudamiento, Cuesta explica que los recortes han acabado con 30.000 empleos públicos y ha reducido el poder adquisitivo de los griegos un 20%. En el mismo texto, el economista Leonidas Vatikiotis denuncia que los recortes en el presupuesto no se hacen extensibles a todas las partidas sino que se centran en el gasto social mientras que aumenta “en más de un 16 por ciento el presupuesto de participación en la OTAN y en un 67 por ciento los programas de adquisiciones de material bélico”.
Para Garzón avanzar en los recortes sociales mientras se deja de lado una salida social a la crisis, acabar con el Estado del Bienestar mientras se descentraliza la negociación laboral, se facilitan despidos y se reducen sueldos para competir contra los trabajadores chinos y de Europa del Este provoca que “nos encaminemos hacia un modelo de sociedad perjudicial para las personas, nos empujan hacia un neofeudalismo”, ya que “si triunfamos como país [en cifras macroeconómicas], seremos esclavos como personas”. En lugar de realizar estas políticas encaminadas a facilitar la competencia exterior con China y el este, Garzón propone crecer “hacia el interior”, un camino que esquivaría la necesidad de seguir endeudándose. La fórmula que el economista propone para que España crezca evitando el crédito es la redistribución de la renta. Según Garzón, “en España el 10% más rico tiene el 42% de la riqueza declarada y no hablamos de todos los patrimonios que no se declaran”, por tanto, “es necesaria una reforma fiscal para llegar a la igualdad y crecer hacia dentro”. La segunda medida que propone es la recuperación por parte del Estado de los sectores claves de la economía. “Un estado no es nada sin empresas públicas, está vendido a los mercados y los mercados tienen tanto poder porque el mismo Estado ha desregulado esta situación y le han facilitado la labor”, aseguró el diputado malagueño.
Mirando ya a Europa, Garzón asegura que, además de una verdadera solidaridad interterritorial, es fundamental la refundación y redirección de las acciones del Banco Central Europeo. “El BCE ha dado dinero al 1% de interés a los bancos con problemas mientras que a países como Grecia o España el BCE tiene por norma estatutaria no darle dinero directamente, (…) lo que hace es comprar en el mercado secundario, comprarle los mercados a los bancos. Es una transferencia de riesgo, los bancos que creen que no van a cobrar lo que han comprado se lo venden al BCE y esta institución pública se queda con el riesgo. Si incumple Grecia, Italia… los bancos y empresas podrían quebrar pero el BCE hace estos “rescates” y hacen pública el riesgo”, explicó Alberto Garzón. En lugar de que el BCE siga estas técnicas, el economista propone que se convierte en un verdadero garante de los Estados y los ayude a financiarse con las mismas facilidades que ha otorgado a los bancos para que así lo público no sucumba ante intereses particulares.
Alberto Garzón cerró su intervención animando a los asistentes a aprender economía porque es “nuestro salario, el precio de nuestras viviendas… y si no nos preocupamos por eso solo se van a interesar a los que les conviene que todo esto caiga para enriquecerse”. Con un lenguaje sencillo y explicaciones claras como las de Garzón, el conocimiento de la economía por parte del ciudadano está sin duda un poco más cerca.
La ignorancia me impide opinar sin miedo a equuivocarme, pero no me impide que te agradezca esta forma de acercarme a la realidad que no nos cuentan. Gracias.
ResponderEliminarHacen falta políticos y personas como estas que hagan una labor pedagógica de cómo funciona la economía, desde una perspectiva socia, donde lo primero sean las personas y no al revés, pues para esto fue creada, para servirnos como herramienta para lograr unas condiciones dignas de vida, y no como instrumento para esclavizarnos. Gracias por tu labor.
ResponderEliminarExcelente explicación. Pero los votantes no se quieren enterar...
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog. Puede ser que el problema este en la forma de crear el dinero. Para crear dinero, creamos deuda.
ResponderEliminarEl banco central presta a los bancos que Son los encargados de prestar al resto de ciudadanos. El problema s que hemos expandido exponencialmente el crédito, la deuda que no es otra cosa que traer las recursos del futuro al presente.
Es posible que los recursos se hayan acabado y no nos danos cuenta porgue son los recursos del futuro, los que no vemos, los que se han agotado.
El problema es que no podemos crecer indefinidamente en un mundo finito.
No es Sano esa manía de crecer Y Crecer Sih ningún control
todas esras son reflexiones que ocupan mi cabeza. veo claro el analisis previo pero no las soluciones. ¿Alguien se le ocurre alguna?